por Pavella Coppala
¿Qué es una charca, también charco? Una voz rotunda donde el agua se detiene, después de la lluviosa acción de las nubes. Grande, profundo, a veces es su tamaño; otras, alargado, tenue, apenas un descuido de una fuente que coronó la superficie de la tierra, después de la lluvia o el solitario riego de la mujer, del hombre, del niño.
Parece un espejo: refracta el sol, la nube allá arriba, prolonga la cadencia de las ramas del árbol que llenan nuestros ojos; doblega al otro que también se mira, porque los ojos ya no entran en el primer rostro real, de piel. Una charca conforma un espejo natural, el charco y su charca constituyen la bella imagen en el espejo agua.
Estos autores llamaron así a este libro, a esta antología que hoy se abre al mundo sobre el papel impreso: Perlas en la Charca. Pedazos de perlas bruñidas encima del espejo de agua. Varios microrrelatos, en prosa, escritos por estos autores van dando forma a este espejo – agua – Charca. Fueron creados en la soledad doméstica del que se debe solo-sola para la escritura. Porque el acto de la escritura es la soledad acompañada de palabras que se vuelven mundo frente a la mente que las trajo desde algún lugar atesorado, insinuando el sentido frente a la lámpara, en medio del cigarrillo, ajustando la cintura a la medida estricta de 200 palabras, porque no debían ser más; así quedaron de acuerdo estos autores: 200 palabras para escribir una historia.
Pero antes, mucho antes, en algún instante de la órbita virtual, todos estos autores del espejo – agua – Charca tuvieron que sortear un encuentro: se conocieron a través de un computador, en medio de la nada y del todo en el espacio virtual. Allí deambularon, allí conversaron, allí se hicieron cómplices sin haberse visto jamás, sin haber definido realmente cada uno de sus rostros.
De este modo, las redes sociales promulgaron el sentido de su propia virtud; Redes Sociales: internet, espacio virtual, lugar extraño y audaz, lugar concreto de hacedores de la escritura, de la creación, lugar de encuentro desde donde se originó un libro, Perlas en la Charca.
Interesante resulta, entonces, recalcar la probabilidad concreta de hacer de las redes sociales un lugar de encuentro de carne y hueso, de fogón, de carcajadas y biografías. Interesante resulta, entonces, coincidir que desde esa virtualidad, mujeres concretas con ojos y brazos y pelos y bocas, premunidas de palabras, de muchas palabras, de sonidos, de muchos sonidos en sus palabras, se volvieron cómplices en la escritura. Resulta maravilloso saludar a este colectivo de autores en su máxima concretud.
La literatura y el arte han encontrado en las redes sociales un espacio / lugar de democratización, esto es de encuentro. Ejemplos como este se multiplican más allá del teclado; la comunicación se expande y resuelve formas y códigos que aventuran a las personas a crear alternativas de difusión para que los encuentros se humanicen en la expansión de su naturaleza creativa. Discursos interesantes, nuevos, encuentran aquí la prolongación de sus paisajes y desfronterizan. A través de las redes sociales, justamente las fronteras se tornan anacrónicas, permitiendo que la palabra y la imaginación oriunda de este o este otro país se trasladen a la casa universal. Estos encuentros creativos ejemplifican justamente lo errático de las fronteras, evidencian la estrechez que comulgan los guardianes fronterizos en este tiempo y espacio histórico en donde los oscuros peajes –en el límite de cada país- exaltan desgraciadamente xenofobia.
Vivimos un tiempo extraño en este mundo; por un lado, nos expandimos a través de las redes sociales y, por el otro, se mata y se discrimina al extranjero, al que emigra, al otro.
Aquí, en este libro Perlas en la Charca, triunfó el encuentro de la palabras, se impuso el deseo de la vida, se desfronterizó la palabra y el paisaje y se instaló el afecto. Aquí, en Perlas en la Charca, se concretó el espejo-agua que nos permite restituir la mirada del otro como un propio rostro.
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ResponderEliminarBueno, charqueras del otro lado del charco, solo deciros que me habéis emocionado. Gracias a todas por vuestro trabajo, vuestro esfuerzo, vuestro cariño y talento. Y a Aurora María Posada y a toda su familia y amigos, eterno agradecimiento por tanta generosidad. Besos de la charquera de Barcelona.¡Ah!, y que conste que mi hermano Manuel está ahí, entre el público, dando calor a esa magnífica presentación.
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